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  • Foto del escritorLucie REINA

Doula & Fotografía

Doula y fotografía


Hoy hablaba sobre el embarazo, parto y postparto con mi colega Lucie, masoterapeuta especializada en mujeres embarazadas y doula. Nos gusta poner en común nuestros puntos de vista, ella desde su experiencia con mujeres, yo desde mi formación de psicóloga, madre y fotógrafa. Así, nos provocamos intelectualmente y compartimos inquietudes.


De ahí que nos surgieran tantas preguntas. En nuestro diálogo sobre la idea general de la maternidad y sobre cómo las mujeres la concebimos surgió la que nos pareció ser “la madre de todas las preguntas”:


¿las mujeres nos preparamos para el gran salto que significa ser madre?


Si bien esta fue la principal, la que nos hizo parar en seco, no vino sola, otras preguntas nos siguieron. Entre ellas:


¿elegimos a profesionales que, además de ofrecernos experiencia, nos dan el apoyo profesional y personal que necesitamos al dar este gran paso?


¿Si comparamos el trato que recibimos las mujeres embarazadas y madres recientes en la Seguridad Social con, por ejemplo, el servicio de una dietista o un entrenador personal es tan personalizada la atención como debería ser?


Si bien todas las mujeres, optemos o no por la maternidad, entendemos que la clave de nuestro éxito en la sociedad patriarcal es, esencialmente, prepararnos, potenciar nuestros recursos y formarnos para usarlos eficientemente, cuando hablamos de maternidad no parece que nos preparemos tan concienzudamente como para, por ejemplo, el mercado laboral. Como muestra un botón.


Yo invertí 5 años de mi vida formándome en psicología. Fueron cinco largos años de clases, apuntes, maratones penitentes en la biblioteca, etc., hasta que lo logré, me licencié. Sin embargo, en apenas 9 meses de embarazo me convertí en madre. Si bien reconozco que disfrute del paso previo, si tuviera que situarlo en el mapa de la maternidad, estaría justo en el punto desgastado del borde. Las 8 clases de preparación al parto que tuve no dejaron, ni por asomo, un poso comparable a todas mis clases teóricas, las conferencias y los seminarios a los fui en la universidad. Además, lo de ser psicóloga no deja de ser un ejercicio profesional que viene con horario y sueldo, y lo de ser madre es para siempre.


Yo particularmente, después de dar a luz, pasar la cuarentena y tras los meses de verano durante los cuales la vida se ralentiza participé de forma voluntaria en un grupo de crianza en el cuál pude compartir experiencias. Sentir el apoyo de otras mujeres que habían pasado o estaban pasando por una situación similar fue muy importante para mí. Es algo que recomiendo a todo el mundo. Sin embargo, en mi caso, a pesar de lo positivo, no fue suficiente y tuve que recurrir a una psicóloga para que me acompañara en mi proceso de asimilación del parto y aceptación.


Quienes habéis leído mi entrada Día Internacional del Parto en casa en mi página web, conocéis los detalles. Las que no, aquí tenéis la oportunidad de conocer mi historia leyendo ese artículo. Pero en resumidas cuentas, sobre mi experiencia de parto y postparto, ¡qué poco preparada estaba! Si bien sobreviví, mi opinión es clara: es necesario contar con un acompañamiento personal durante el embarazo, el parto y los primeros meses del post parto. A mí me hubiera gustado recibir formación psicológica y física que me hubiera preparado para el parto y lo que le siguió.


Este acompañamiento es posible gracias a la figura de la doula. Una doula, generalmente una mujer, es una profesional formada para ofrecer a las mujeres embarazadas un espacio de comunicación creativo y libre basado en la escucha activa y la expresión de sentimientos y emociones. El objetivo es que la mujer embarazada se sienta empoderada y libre de la aflicción que provoca la incomprensión que puede derivar de las diferentes fases comprendidas dentro del radical proceso de metamorfosis que es la maternidad. Para ello, una doula ayuda a crear un espacio en el que expresar todas las emociones y miedos que vienen con los cambios, que no siempre son graduales y en ocasiones son profundos, y que se experimentan a todos los niveles, físico, psicológico, mental y espiritual. Y es que la maternidad no deja de ser un cambio de identidad amplio; de mujer a madre. Una doula ayuda a sentir, primero y escuchar atentamente, después, la voz de la sabiduría interior. Ayuda a conectar con el poder femenino innato a toda mujer, el cual da confianza en una misma. Así pues, da las bases para que, desde la tranquilidad que ha ayudado a construir, se pueda clarificar, planificar y afrontar el parto según el propio deseo de la madre, alejado de estándares impuestos. Una doula acompaña y asiste para encaminar y dirigir el embarazo hacia la dimensión que se abre a través del paso del parto; la maternidad en su vertiente más amplia y general. Una doula ayuda a ver más allá de lo inmediato, incita a que se conciba y se planee la educación que realmente se quiere, para la cual, primeramente, debe prepararse la madre.


Mi amiga Lucie es doula formada. Me encanta escucharla hablar de su labor. Nadie mejor que ella misma para describir cómo se acompaña a una mujer en toda esta etapa de transformación. En sus propias palabras: “Ser Doula es ser totalmente neutra y no añadir más etiquetas a las mujeres, que se sienten ya saturadas de buenos consejos por parte de su entorno y, de esta sociedad que la mantiene en una infantilización constante, alejándola de su poder personal. No soy madre, y sin embargo me siento profundamente madre en mi esencia, más allá de lo que representa biológica y fisiológicamente el hecho de dar a luz y criar. Cuantas veces he gestado, parido y criado proyectos en mi vida como mujer. Cuantos procesos emocionales he pasado para descubrirme, reconocerme, aceptarme y amar mi luz así como mi sombra sin juicio… “



Tal y como Lucie describe, la gestación es un proceso de autoconocimiento muy potente, donde, con mucha frecuencia, emociones vividas en el pasado y que no han sido atendidas emergen con fuerza a la superficie generando desconcierto e interferencias con el momento presente. Como doula y como terapeuta, considera fundamental poder apoyar y sostener ese proceso emocional desde el respeto, el no juicio y la comprensión más profunda. “Te tiendo la mano, de mujer a mujer, de corazón a corazón, para acompañarte en ese maravilloso viaje de profunda transformación, desde la humildad, con mucha luz y mucho amor”.


Lucie también conoce mi trabajo y comprende al igual que yo que las fotografías del parto, entendidas éstas como una confección de memorias emocionales, son vitales en el proceso de recuperación psicológico-emocional de una mujer. Y es que, esa mujer que da a luz habrá llegado a ese punto en un lapso muy breve de tiempo, habrá vivido una infinidad de cambios, a todos los niveles, y necesitará asumir y aceptar lo vivido tan vertiginosamente a través memorias emocionales que, en la estática de su presencia, le den un referente diferente sobre lo vivido y a lo cual puedan referirse y compartir con su entorno cuando deseen.


Igualmente estas memorias emotivas, que ayudo a crear desde la fotografía, son necesarias para afrontar el cambio fundamental que viene tras el día del parto en el que das la bienvenida y abrazas a tu bebé por primera vez. Ese ser que llega requiere toda tu atención. Depende de ti para sobrevivir. Tú, necesitas, por tanto, prepararte y cargarte emotivamente para desempeñar tu cometido.


Por otra parte, con frecuencia nos olvidamos del hecho que la depresión postparto existe. Y es mucho más frecuente de lo que creemos, más si tenemos en cuenta que muchas mujeres lo viven en el silencio y no piden ayuda, con lo que quedan fuera de las estadísticas. En mi opinión, tanto el trabajo personal que se debe llevar a cabo antes y después del parto debería ser una asignatura obligatoria y no algo optativa. Antes de ser madre llegué incluso a pensar que debería existir un carnet de madre el cual solamente se obtendría después de haber estudiado y cumplido con una serie de requisitos. No obstante, la madurez y mi propia experiencia me han hecho desechar semejante idea peregrina. Si bien que… qué bien nos habría venido a más de una que nos hubieran dado un curso intensivo sobre nuestros bebés y sobre cómo criarlos. Sin embargo, ahora que soy madre pienso en esta preparación también para la salud física y mental de la madre. Actualmente son muy conocidos los cursos postpartos que se ofrecen a las nuevas mamás (me refiero a madres recientes y no necesariamente primerizas). En estos cursos las mujeres reciben entrenamiento para, por ejemplo, recuperar el suelo pélvico, sus músculos abdominales y, en general, su salud física.


En cambio, y ruego me dejes un comentario si crees que no es cierto, no son tantos los servicios ofrecidos para que una mujer encaje de forma saludable un cambio tan radical y exigente como es el embarazo y el parto. Cuando digo saludable me refiero a un servicio adaptado a las necesidades específicas de cada mujer para que psicológicamente asimile los cambios. En mi caso, y me consta que no soy la única, dadas las exigencias físicas y psicológicas involucradas, no me resultó fácil asimilar, de una parte, el parto, y de otra, el hecho inmediato de ser madre de por vida, sin haber tenido si quiera el tiempo de recuperar las fuerzas.


Y no hablemos del sentimiento de “falta de tribu”. Somos muchas las madres que no contamos con un apoyo familiar cercano.


Algo que, personalmente, me parece que no ayuda en la asimilación y aceptación del parto, es el hecho de no poder tener contacto directo con las personas que estuvieron involucradas en él: enfermeras y médicos de hospital. El personal médico no deja de estar compuesto por desconocidos a los que no se vuelve a tener ningún tipo de contacto tras haber vivido lo que será, sin duda, uno de ellos momentos más importantes de tu vida. ¡Qué ironía!


De ahí la importancia de la figura de la doula. Alguien que, como Lucie, sea compañera de viaje en la metamorfosis del embarazo y que lo sea desde el amor. Alguien que, como yo, crea también que, nosotras madres, contamos con todas las herramientas que necesitamos para vivir nuestro papel a su máxima intensidad. Alguien que, como yo, sabe de lo poderoso y mágico del uso de la fotografía del parto no apenas como una forma de generar recuerdos hermosos, sino como herramienta clave para la conciliación entre las emociones vividas durante el parto y el amor inconmensurable que nos provoca nuestro hijo.


Te invito a visitar la página web de Lucie, www.midoulatarragona.com para que conozcas más al detalle su labor. Visita también mi página web donde conocerás mi trabajo y los servicios que puedo ofrecer, ya sea para ti misma o a alguien a quien te gustaría regalar memorias emotivas.




Lucie Reina, doula

644 49 97 70




Patricia Pérez, fotógrafa

633 74 59 52



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